BUSCAD Y
HALLAREIS
Personajes:
El buscador, el mesonero, el joven Rico, Pilato, Judas, La Samaritana, María,
Marta, Lázaro, María Magdalena y Pablo.
BUSCADOR: (Entra y se dirige al lado derecho de la plataforma donde se
encuentra una mesa, después de buscar algo para leer, encuentra entre los
libros una Biblia. Tomando esta la limpia y la sostiene en sus manos). ¡La
Biblia de mi madre! Es extraño que yo la encontrara esta noche. Todo el día he
estado pensando en ella. Quizás es porque hace exactamente cinco años que ella
se fue. ¡Pobrecita! Ella era algo supersticiosa, pero tengo que admitir que
aparentemente ella encontraba mucho de valor en este libro, bastante para ser
feliz a pesar de sus problemas. ¡Cómo la recuerdo! Voy a hojear la Biblia por
unos momentos. (Enciende la lámpara y se sienta). Muchos años han pasado y no
he ni siquiera abierto la Biblia (La hojea) Sin embargo recuerdo algunas
historias que mi madre me relataba cuando era niño. Aquí está el pasaje que se
refiere al nacimiento de Jesús (lee en silencio un momento y luego en voz alta
Luc. 2:7) “Y dio a luz a su hijo primogénito y lo envolvió en pañales y lo
acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (Se queda
pensando).
MESONERO; (Entra por el lado izquierdo).
BUSCADOR:
¿Quién es Ud.?
MESONERO: Soy el mesonero del mesón donde no hubo lugar para Jesús.
BUSCADOR:
Pero Ud. no se rehusó a darle lugar. Dice aquí que
(No había lugar para ellos en el mesón).
HIMNO:
“Sin alcoba quieta”
MESONERO:
¡Ay! No había lugar para ellos, pero sí, para otros
que pudieran pagar (mueve la cabeza), Ah, no. No procuro justificarme. Me
interesaba solamente el dinero, ellos eran pobres, sí muy pobres, sin embargo
¡Cuán ricos eran! Y yo que era rico ¡cuán pobre fui! Si hubiera sabido quienes
eran los que me pedían posada les habría dado hasta mi propio cuarto. Y ahora
habiendo pasado todos estos años podría decirse que yo había hospedado al Rey
de reyes. Pero todo lo que puedo hacer es sentir remordimiento (Sale despacio y
muy triste).
BUSCADOR:
¡Pobre señor!
Parece que está muy perturbado. Está permitiendo que los recuerdos del
pasado lo abrumen. Pero yo creo que así me sentiría yo también si al llegar a
la madurez me diera cuenta que he cometido un gran error en mi juventud. Una
cosa puedo decir, estoy viviendo una vida limpia y portándome bien. No tendré
nada de qué arrepentirme después.
JOVEN
RICO: (Entra muy apresuradamente) Y sin embargo,
tú, sí, tendrás algo de qué arrepentirte, querido joven.
BUSCADOR:
(Consigo mismo) ¿qué es esto? Creo que estoy viendo
visiones (dirigiéndose al joven rico) me permite hacer una pregunta ¿quién es
Ud.?.
JOVEN
RICO: ¿Yo? Yo soy otro de los que pensaron que todo
lo que era necesario era vivir una vida muy recta. Había guardado todos los
mandamientos desde mi juventud y cuando Jesús me dijo que vendiera lo que tenía
y le diera a los pobres no le entendí. Pensé que él no quería a los hombres
ricos para hacerlos sus discípulos. Pero no era así, el Maestro sabía que yo no
había guardado el primer mandamiento, que yo colocaba mis posesiones antes que
Dios. Y cuando me dijo que lo siguiera, me fui muy triste ¡Qué necio fui, él
pudiera haberme hecho uno de sus discípulos! ¡Pero ahora es demasiado tarde.
(Sale).
HIMNO:
Prefiero a mi Cristo.
BUSCADOR:
(Leyendo en silencio Mat. 27: 24-26. En voz alta).
PILATO:
(Entra y camina de un lado a otro de la plataforma
sin que el buscador se de cuenta de él. Al fin se sienta y pone su cabeza entre
sus manos) ¡No puede ser, no puede ser!
BUSCADOR:
¿Qué no puede ser? ¿Quién es Ud.?
PILATO:
No puede ser que él esté muerto y que yo sea el
responsable. Él es inocente. No, no puede ser.
BUSCADOR:
Sin duda Ud. es Pilato.
PILATO:
Si yo soy, pero, ¡Ay de mí! Vendí mi alma para
obtener paz y ahora no la tengo. Él fue juzgado por mí por una hora y yo seré
juzgado por él por toda la eternidad, porque yo lo he matado, el mejor hombre
que jamás haya vivido. Y que debiera haberlo justificado y protegido, he
crucificado al Hijo de Dios.
BUSCADOR:
Pero Ud., no debe sentirse triste... las multitudes
estaban gritándole, los sacerdotes y los ancianos estaban obligándole a la
decisión que tomó no podía haber hecho otra cosa.
PILATO (Parándose) oh, sí, hubiera podido. Lo trajeron sin que hubiera
falta en él. Yo no pude encontrar en él ninguna culpa, se sostuvo como un rey.
Procuré que Herodes lo sentenciara para librarme pero Herodes lo envió a mí.
Luego dejé que la gente escogiera entre Barrabás y Jesús, ellos escogieron al
ladrón Barrabás, y yo permití que ellos crucificaran a Jesús, después pedía
agua pensando que podía lavar mis manos de la sangre de Jesús el Hijo de Dios.
De mis manos sí, pero ¡Ay de mi alma!. Joven, no puedes ser neutral, tienes que
escoger (sale).
HIMNO:
Juzgaron a mi Cristo.
BUSCADOR:
Ciertamente. ¡Qué extraña son estas apariencias!
(Frota sus ojos como si quisiera borrar lo que está viendo) No sé si estoy
soñando o si esos personajes son reales. Ellos me hacen recordar a mi madre y
todas las cosas que ella solía decirme. ¡Pobrecita! Se puso tan triste cuando le
dije que tenía mas interés en ganar dinero que en ser Cristiano e ir al templo.
Bueno, yo creo en los principios que Jesús enseñó, pero esta idea de dejarlo
todo y rendirme a él es cosa diferente. El dinero no me hará daño.
JUDAS:
(Entra) Ay, joven, ganar dinero no te perjudicará,
pero ¿estás seguro que el dinero no te ha ganado a ti?
BUSCADOR:
¿Quién es Ud.?
JUDAS:
Tú me conoces. (Muestra su bolsa) Soy Judas
Iscariote. Yo también tenía interés de ganar dinero cuando era joven. Luego
vino Jesús y me invitó para que lo siguiera. Le seguí, pero el deseo de ganar
dinero se adueñó de mí hasta el punto que pude pensar en otra cosa. Empecé a
robar, a robar del fondo de las contribuciones pagadas por las gentes de
Galilea y Jerusalén, yo sé ahora que lo que Jesús quiso decir cuando se refería
a la codicia y cómo las cosas escondidas serían rebeladas. Él estaba pensando
en mí. Él hizo todo lo que pudo para hacer que yo me diera cuenta de mi
posición tan peligrosa, pero aquella avaricia no me dejaba, andaba detrás de mí
aquel amor por el dinero del que él nos amonestó diciendo: “Haceos tesoros en
el cielo” Condenó mi alma llegué a ser tan sordo a cada palabra y amonestación
que brotaba de sus labios, que al fin por treinta piezas de plata yo le
entregué. Le entregué a sus enemigos. ¡Oh, cómo daría yo poder cambiar aquella
hora tan negra! Pero no puedo; él fue sacrificado y yo fui el acecino. Joven te
suplico encarecidamente que no permitas que el dinero sea la meta de tu vida.
Sigue a
Él primero (Sale cuando empieza la música)
HIMNO:
“Confío solo en ti.” (Cuarteto).
BUSCADOR:
(Se levanta y se dirige al otro lado de la
plataforma y regresa). Me siento muy molesto. Son tonterías lo que están
diciendo. (Se sienta) ¿Podría ser que yo estuviera equivocado? Mi madre siempre
me decía que iba a arrepentirme algún día si no llegaba a ser cristiano en mi
juventud. Yo pensé que ella era algo ridícula, y sentimental, pero, quizás ella
tenía razón. La religión nunca ha sido una cosa real en mi vida, pero en esta
noche estoy empezando a comprender como se sintieron las personas cuando
rechazaron a Cristo, y cómo lo lamentaron después... ¿Estaré haciendo mal en esperar? Pero, no veo
lo que significaría para mi ser cristiano. ¿Qué beneficios obtienen las
personas que son cristianas?
LA
SAMARITANA: (Antes de entrar en la escena se canta
la segunda estrofa de “OI LA VOZ DEL SALVADOR” Al llegar a la última parte del
himno, entra y se sienta poniendo su cántaro a un lado)
BUSCADOR: (Consigo mismo) Esta vez es una mujer. (Dirigiéndose a la mujer)
¿Quién es usted?
SAMARITANA: Me llaman la mujer samaritana. Fui yo la que un día fui al pozo
para sacar agua y allí me encontré con Jesús. Me pidió que le diera agua para
beber. Me sorprendió mucho esto, siendo yo samaritana y él judío. Le dije eso,
y luego me dijo: “Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice dame
de beber. Tú pedirías de él y El te daría agua viva, el agua que brota para
vida eterna”. Yo tomé de esa agua y mi corazón y mi alma se saciaron. Desde
aquel día no he conocido ni una hora de tristeza y antes de conocer a Cristo,
¡cómo buscaba la felicidad! Había probado los placeres y El lo supo. No le pude
ocultar a El, aunque nunca nos habíamos encontrado. Nadie puede esconder nada
de su vista, y es mejor porque sus ojos penetrantes y bondadosos no ven debajo
del exterior de nuestras vidas y nuestros pensamientos más íntimos y propósitos
quedan expuestos ante El. El con mucha ternura coloca su dedo sobre el lugar
secreto y nos transforma en nuevas criaturas. Entonces qué bendición es sentir
que nuestras vidas son como libros abiertos que los hombres puedan leer, y
leyéndolos encontrará a Cristo. Oh, buscador de la verdad, si tomares de esa
agua de vida, nunca más tendrás sed. Te satisfará como ninguna otra cosa puede
hacerlo. (Sale)
BUSCADOR: Ella parece muy feliz. Yo no puedo decir que lo soy aunque no tengo
pecados escondidos en mi vida como ella sin duda los tenía. Sin embargo, no soy
feliz, ni estoy satisfecho como parecen estar los que le han seguido. Quizás
puedo hallar aquí algo de otros que también lo conocieron. (Busca y lee Juan
11:19-21)
(Entra María, Marta y Lázaro)
LAZARO: Aquí estamos nosotros tres, mis hermanas, Marta, María y yo.
BUSCADOR: ¿Y usted? Usted debe ser...
LAZARO: Sí, yo soy Lázaro. Soy aquel que Jesús levantó de entre los
muertos. ¿No debo yo amar al que hizo tanto por mí? Y El también da vida a
aquellos que están muertos en el egoísmo y en el pecado.
BUSCADOR: (Dirigiéndose a las mujeres) ¿Y cuál de ustedes es María?
MARIA: Yo soy, ¡Qué agradable fue sentarme a los pies de Jesús y escuchar
sus palabras de simpatía, sabiduría y amor. “El alumbró nuestro hogar, lo
convirtió un cielo aquí en la tierra. Y El puede hacer lo mismo por ti. Su
poder no ha cambiado, El es el mismo ayer, hoy y para siempre. Si tú lo
recibieras en tu corazón encontrarías la paz de Dios que sobrepuja a todo
entendimiento. ¿No es verdad, Marta?
MARTA: Sí, qué gozo tan grande recibe uno al servirle. Podría trabajar
desde la mañana hasta la noche sirviéndole y en la tarde me sentiría tan
descansada como si el día apenas hubiera comenzado. Emplea tus días en su
servicio y el gozo inefable será tuyo en cada momento de tu vida. (Salen)
BUSCADOR: Eso es lo que yo deseo, paz y gozo. Pero todos dicen que yo tengo
que dejar mi propia vida para hallarla. Yo estimo mi vida. Me gustan las cosas
de este mundo...
HIMNO:
“Si acudes a Jesús” Cuarta estrofa. Himnos de la
vida cristiana #90 o “Si aceptas a Jesús”.
BUSCADOR:
Es cierto que Jesús significa mucho para ellos.
Quizás he estado equivocado, quizás. Indudablemente El significa más en la vida de una persona de
lo que yo pensé. Tiene que haber algo en El que hace que la gente quiera
entregar sus vidas y todo lo que tienen a El. Hubo una mujer de la cual Jesús
echó fuera siete demonios y que después lo siguió contribuyendo al sostén de la
causa. Cuando el Señor fue sepultado buscó su tumba para embalsamarle y
encontrando vacía la sepultura, le lloró amargamente, sin duda El significa
algo para ella.
M.
MAGDALENA: (El coro o cuarteto cantará la estrofa y
el coro del himno “Me levantó” #168 de Melodías Evangélicas. Ella estará
durante el coro).
BUSCADOR: (Se levanta, da media vuelta y aparece como si tuviera una gran
lucha. Sus pecados le condenan, pero todavía no está dispuesto a entregarse a
Cristo).
M.
MAGDALENA: Oh buscador de la verdad, ¿por qué estás
resistiendo? Escucha Cristo dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie
viene al Padre sino por mí”. También dice: “He venido para que tengas vida y
para que la tengan en abundancia”. Si quieres conocer la verdad y experimentar
la paz en tu vida, acepta su invitación: “Venid a mi todos los que estáis
trabajados y cargados que yo os haré descansar”. Yo te suplico que fijes tus
ojos en Cristo y que lo aceptes en tu corazón. (Extiende las manos).
HIMNO: “Acepta El Perdón de Jesús”.
BUSCADOR: (Despacio) ¿Podría ser que la verdad, la cual he estado buscando,
sea la verdad que mi madre conoció? La cruz de Cristo significaba todo para
ella. Habló de Él y cantó de El todo el tiempo. Algo me dice que ella tenía
razón. Siento anhelos extraños en mi corazón esta noche.
M.
MAGDALENA: ¡Es el Espíritu Santo que te está
hablando, joven, el Espíritu de Cristo! Si tú lo hubieras conocido como yo lo
conocí, no vacilarías ni un solo momento. Sabrías que él puede satisfacer cada
anhelo de tu corazón. Te puede dar gozo y paz y puede dar un nuevo significado
a tu vida. Yo no sabía lo que era la vida hasta que me encontré con Él. Él
llenó mi vida hasta hacerla rebosar. Con su incomparable amor me dio gozo, paz
y felicidad, porque perdonó mis pecados. Y El te perdonará a ti también. Te
dirá como me dijo a mí: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”. (Sale).
BUSCADOR: (Se sienta con la cabeza inclinada).
HIMNO: “A Tu Puerta Cristo Está”.
BUSCADOR: (Al terminar la música él se levanta de repente y camina de un lado
a otro de la plataforma) Tengo que hacer algo. No puedo soportar más este
aguijón en mi alma. Tengo que irme y olvidarlo todo. ¡Oh, oh! (Se fija en la
Biblia) ¿Pero? ¿Cómo? Si pudiera verlo y hablar así como los otros lo hicieron.
Pero El parece ser más real ahora que antes. Si solamente hubiera uno como yo,
uno que lo amó sin haberlo visto nunca, uno que nunca estuvo a su lado, sin
embargo sintió su presencia, uno que pudiera enseñarme como... (Se dirige hacia
el lado izquierdo de la plataforma).
PABLO: (Entra por el lado derecho) La gracia sea contigo, mi hermano y la
paz de Jesucristo por la voluntad de Dios, vengo a ti con el evangelio de
Cristo, “Porque es potencia para salud a todo aquel que cree”.
BUSCADOR: Creo, ¿qué creo?
PABLO: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”.
BUSCADOR: ¿Pero esto es todo? Seguramente hay otra cosa que debo hacer para
pagar por mi vida de descuido, pecado y egoísmo, tiene que haber una deuda que
pagar.
HIMNO: “Por una deuda preso fui”.
PABLO: No hay deuda que tú puedas pagar. Él pagó todo. “Ahora pues ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, mas conforme al Espíritu”.
BUSCADOR: ¿Pero cómo puedo saber si estoy andando conforme al Espíritu?
PABLO: Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu que somos
hijos de Dios.
BUSCADOR:
(Mueve la cabeza afirmativamente pero indicando que
no entiende del todo) Siga diciéndome más.
PABLO: ¡Escucha! Tú has oído como yo respiraba amenazas y muerte contra
los discípulos de Jesucristo. Tú sabes que yo fui a Damasco con el propósito de
traer los discípulos prisioneros a Jerusalén. También has oído como de súbito,
yendo por el camino, me cercó un resplandor de luz del cielo y una voz que me
decía: “Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? Y yo dije: Señor, ¿qué quieres que
haga? Yo no le pregunté cómo ni por qué, y el Señor dijo: “Levántate y entre en
la ciudad, y se te dirá lo que conviene hacer. Cuando me levanté estaba ciego
por el resplandor de la luz y por tres
días me quedé así, sin comer ni beber. Entonces cierto discípulo del Señor fue
mandado a poner sus manos sobre mis ojos para que recibiera la vista y fuera
lleno del Espíritu Santo. Oré, fui bautizado y recibí la vista. Saulo llegó a
ser Pablo, tu hermano en Cristo que ahora te suplica (Se levanta y se acerca al
buscador) Que te entregues al Señor. Lo que El hizo por mí, puede hacerlo por
ti. (Pausa y hablando despacio) “Si confesares con tu boca a Jesús y creyeres
en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Así que hermano,
te ruego por las misericordias de Dios que presentes tu cuerpo en sacrificio
vivo, santo, agradable a Dios, que es tu racional culto. He aquí ahora es el
tiempo aceptable, he aquí ahora el día de la salvación. (Sale).
BUSCADOR: (Se sienta con la cabeza sobre su brazo en la mesa mientras se
canta el himno: “Ven Pecador” luego toma su Biblia) Sí, decidiré ahora. El Dios
de mi madre será mi Dios, su Salvador, mi Salvador. (Se arrodilla) Señor,
“Creo, ayuda mi incredulidad”.
HIMNO: “Yo Escucho Buen Jesús”. (Buscador saldrá despacio conservando la
actitud y el espíritu del drama).
SUGESTIONES: Para la Presentación del Programa.
ESCENARIO: La plataforma puede arreglarse como una sala. El buscador se sienta
en un sillón; una mesa, sobre la cual está una lámpara, a un lado, a la derecha
se colocará un banco que usarán Pilato, la Samaritana y Pablo.
ALUMBRADO: No debe haber mucha luz en la representación.
MUSICA: El coro o cuarteto que se necesita para los himnos estará detrás
del escenario.
VESTUARIO: Para mejor orientación se recomienda que consulten algunos cuadros
para que se vean los trajes usados en los tiempos bíblicos.
FIN
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